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La Universidad Nacional Autónoma de México, en coedición con la editorial española Páginas de Espuma, publicó en 2020 la antología Vindictas. Cuentistas latinoamericanas como parte de su esfuerzo por recuperar las obras y los nombres de escritoras que han quedado en la periferia o en la invisibilidad de la lectura; de la crítica; en definitiva, del canon heredero de un modelo heteropatriarcal blanco.
Alrededor de este libro se desarrolló una serie de infografías que integra la exposición Vindictas Latinoamérica: miradas a la raíz, realizada por Libros UNAM para las rejas virtuales de Casa del Lago. Cuatro ilustradoras iberoamericanas —Isol (Argentina), Paloma Valdivia (Chile), Sara Morante (España) y Rosario Lucas (México)— suman su talento para dar a conocer, mediante este formato gráfico, la vida y obra de las 20 escritoras que conforman la antología.
Carteles que son escenarios oníricos, cómics que son retratos, diagramas que recrean vidas, se unen a la voz, a las ideas y a las imágenes que despiertan las palabras de nuestras autoras cada vez que las leemos. Se trata de un diálogo que hace del arte visual otro camino para reivindicar a nuestras madres literarias.
#Vindictas
¡Tu lectura las reivindica!
Conoce más en vindictas.unam.mx
Nací en 1972, en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Ilustradora y también autora de libros para niñas y niños, estudié en la Escuela Superior de Enseñanza Artística en Artes Visuales Rogelio Yrurtia y unos años de licenciatura en artes en la Universidad de Buenos Aires.
Mi especialidad es el libro álbum: narro a través del diálogo entre imágenes y texto; mi estética transita el borde de la gráfica, el grabado y el cómic, con experimentación en el diseño del libro. Mediante el humor y la empatía, busco ofrecer con mis personajes una mirada curiosa y de extrañeza ante lo cotidiano.
Al día de hoy, cuento con 23 títulos publicados y traducidos a 17 idiomas. Entre ellos, Petit, el monstruo inspiró la serie Petit, que se emite por el canal argentino Pakapaka, Señal Colombia y TV Chile, y acaba de estrenar su segunda temporada.
He sido reconocida internacionalmente con el Premio Golden Apple en 2003, el Astrid Lindgren Memorial Award en 2013, el Prix Jeunesse 2019, y como finalista del Premio Hans Christian Andersen en 2006 y 2007, de los Emmy Awards 2019 y en el Festival Internacional de Cine de Animación Annecy 2019.
Nací en Santiago de Chile en 1978. Estudié diseño en la Pontificia Universidad Católica de Chile y posteriormente viajé a Barcelona, España, a realizar un posgrado en ilustración en la Escola de Art y Disseny (Eina). El dibujo y las historias siempre han sido mi pasión, por eso decidí trabajar escribiendo e ilustrando cuentos principalmente para niñas y niños. Me fascina la infancia, ese lugar común que todas las personas habitamos.
Mis libros están basados en situaciones, obsesiones o pensamientos profundos que me han sacudido en algún momento de la vida, por ello utilizo la autobiografía como base de las historias que cuento. Aunque sé que hoy es prácticamente imposible inventar algo nuevo desde cero, estoy convencida de que los relatos personales y el modo en que son contados poseen una frescura que nos acerca a lo diferente.
Durante varios años impartí clases de ilustración en la Pontificia Universidad Católica de Chile, y dirigí el Diplomado Ilustración y Narrativa Autobiográfica, en donde el profesorado –conformado por profesionales de la música, la psicología, la literatura, la ilustración y los documentales– proponía la enseñanza desde el aprendizaje multimodal.
Mis libros han sido traducidos a más de 20 idiomas. Entre los premios que he ganado se encuentran el Plaque BIB, en la XVIII Bienal de Ilustraciones de Bratislava, Eslovaquia; Mención de Honor del Bologna Ragazzi Award, Bolonia; el Premio Municipal de Literatura, Santiago de Chile; The White Raven, Múnich; The Best Book Award, por The German Commission for UNESCO and The German Art Book Foundation; entre otros.
Actualmente, colaboro con editoriales en varias partes del mundo, por ejemplo: Amanuta, Chile; Fondo de Cultura Ecconómica, México; Kalandraka, España; La Joie de lire, Suiza; Fatatrac, Italia; Enchanted lion Books, Estados Unidos. Asimismo, dirijo Ediciones Liebre, una editorial dedicada a la creación y publicación de libros de primera infancia.
Soy ilustradora. Realicé mis estudios en diseño gráfico en la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Azcapotzalco, y cursé el diplomado CASA: Ilustración Narrativa en la Universidad Nacional Autónoma de México. Como dato curioso: me gustan los domingos y no trabajo antes del mediodía.
Mis creaciones han sido publicadas en el periódico El Universal, y en las revistas Chilango, La Peste, Letras Libres y Marvin, así como en las editoriales Malpaís Ediciones, Planeta, Penguin Random House, entre otras. Además, he sido seleccionada en la Primera Bienal de Ilustración de Pictoline (2018), el Catálogo de Ilustradores de Publicaciones Infantiles y Juveniles de la Secretaría de Cultura (2017 y 2019) y el Portfolio Domestika.
Española, nací en Torrelavega en 1976. Estudié artes aplicadas en Santander, en mi país natal, y en Dublín, Irlanda. Obtuve el Premio Nacional de Arte Joven 2008, del Gobierno de Cantabria, en la categoría Ilustración, y el Premio Euskadi de Ilustración 2012, por mi trabajo en La flor roja, de Vsévolod Garshín (Nevsky, 2011).
Mis ilustraciones se encuentran en más de 50 portadas de libros, entre ellos: Señal, de Raúl Vacas (Mundanalruido, 2011); Diccionario de literatura para esnobs, de Fabrice Gaignault (Impedimenta, 2011); Los zapatos rojos, de Hans Christian Andersen (Impedimenta, 2011); Xingú, de Edith Wharton (Contraseña, 2012); Tormento, de Benito Pérez Galdós (Teide, 2012); Los Watson, de Jane Austen (Nórdica, 2012); Casa de muñecas, de Patricia Esteban Erlés (Páginas de Espuma, 2013); Los diarios de Adán y Eva, de Mark Twain (Impedimenta, 2015); La novia del lobo, de Aino Kallas (Nórdica, 2016); Elizabeth y su jardín alemán, de Elizabeth von Arnim (Lumen, 2017); la obra completa en lengua española de Carson McCullers (Seix Barral, 2017); Cumbres borrascosas, de Emily Brontë (Alma, 2018), y Kamisoi zuri zeztakoa, de Alaine Agirre (Erein, 2018). Además, escribí e ilustré La vida de las paredes (Lumen, 2015).
He participado en numerosas muestras colectivas, como la exposición Tipos 18, en Santander; de forma individual, con Elle n'était pas jolie, elle était pire (2015), en el Museo de Altamira, y con Corpus (2018), producida por Literaktum, en la sala Ernest Lluch de Donostia y en la Biblioteca Santamaría de la Universidad del País Vasco/ Euskal Herriko Unibertsitatea. Por cierto, en 2019 la Consejería de Cultura, Educación y Deporte del Gobierno de Cantabria organizó una retrospectiva llamada Sara Morante. 2009-2019, comisariada por Carmen Lascurain.
Como dibujante, he realizado retratos por encargo de los escritores Elvira Lindo y Antonio Muñoz Molina, así como de las actrices Inma Cuesta y Estefanía de los Santos, por mencionar algunas. Asiduamente, colaboro en prensa y publicidad, y desarrollo proyectos de identidad corporativa.
Marta Brunet nació el 9 de agosto de 1897 en Chillán, Chile. Hija única de un matrimonio pudiente de la provincia, pasó su infancia en el fundo familiar en el sur chileno, entre profesores particulares y campesinos, lo que confirió a buena parte de su narrativa una temática criollista y rural. A los 14 años emprendió con su familia el obligado viaje a Europa, donde pasó una estancia prolongada hasta el inicio de la primera Guerra Mundial. En aquel continente, entró en contacto con las obras de Proust, Pirandello, Unamuno, Azorín y Ortega y Gasset, de los que obtuvo influencias estilísticas, estéticas e ideológicas. En 1923 publicó Montaña adentro, primera novela que le valió lo mismo la aclamación de una parte de la crítica literaria chilena que el denuesto de otro sector que vio en su paisajismo provinciano y su manejo del habla local de su región (“dialectismo desenfrenado”, lo llamó Gabriela Mistral) un costumbrismo impostado. De cualquier modo, ese primer título la consagraría como la representante más notoria de la nueva narrativa femenina del Chile de la primera mitad del siglo xx. En 1926 publicó otras dos novelas: Don Florisondo y Bestia dañina, con la que incursionó en el melodrama. Fue también autora de las colecciones de relatos Cuentos para Marisol (1938) y Aguas abajo (1943) y de libros y recetarios de cocina. En 1961 fue la segunda mujer en obtener el Premio Nacional de Literatura, después de Gabriela Mistral. Se destacó como diplomática de su país en Argentina, Brasil y Uruguay, en cuya capital encontró una muerte digna de alguno de sus cuentos, mientras leía en público su discurso de incorporación a la Academia Nacional de las Letras de Uruguay, el 27 de octubre de 1967.
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Nacida en Managua, en 1938, Mercedes Gordillo se define a sí misma como una “escritora tardía”, pues publicó su primer libro de cuentos —escritos cuando ya pasaba de los 40 años— en 1993. Realizó sus primeros estudios en Managua para luego cursar el bachillerato en el Notre Dame College, en Belmont, California. En 1974 fundó en su ciudad natal la Galería Tagüe, en la que lo mismo se daba cabida a exposiciones que a actividades culturales diversas, y donde se asumiría como promotora y difusora de las artes visuales nicaragüenses. Simpatizante de la Revolución sandinista, de la que más tarde tomaría distancia, fue consejera cultural de la embajada de Nicaragua en México entre 1980 y 1982. De 1983 a 1984 fungió como directora del Museo de Arte Contemporáneo Julio Cortázar, en Managua. Ese año, parte al exilio con su esposo, el pintor José Aróstegui, a la vecina Costa Rica, de donde volverían en 1990. Su primer libro, El cometa del fin del mundo y otros cuentos, mereció el Premio Nacional Rubén Darío 1993. Dos años después, publica Luna que se quiebra, volumen de relatos cortos inspirados en canciones del mexicano Agustín Lara. Es autora de Siete caracoles y un poemario (textos poéticos dedicados al cantautor cubano Silvio Rodríguez) y del libro de prosas poéticas Una mujer con sombrero (2000), que obtuvo una mención en el Premio Nacional Rubén Darío 2002. Ese año, aparecen el libro de memorias Vida y milagros y el volumen de relatos Una perfecta desconocida, publicado por la UNAM. Una amplia muestra de su obra se editó en 2010 bajo el título de Al menos cuentos / Al menos flores.
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La vida de María Luisa Puga estuvo marcada por la errancia. Nacida en la Ciudad de México, en 1944, y huérfana desde pequeña, su infancia transcurrió entre los puertos de Acapulco y Mazatlán, a donde se trasladó a vivir con sus abuelos. Después de establecerse por un tiempo en la Ciudad de México, a principios de 1968 se marchó a Europa, donde durante diez años residió en distintas ciudades (Roma, Londres, París) hasta finalmente establecerse por una temporada en Nairobi, Kenia. De su experiencia en aquella capital africana surgiría Las posibilidades del odio, una novela anticolonialista que le granjeó la aclamación de la crítica literaria y del público lector. En 1978 regresó a México y se afilió al Partido Comunista, por el que fue candidata a diputada suplente. Dos años después apareció su segunda novela, Cuando el aire es azul, y en 1983 se publicó Pánico o peligro, novela que la hizo merecedora del Premio Xavier Villaurrutia y la consagró como una de las más notables escritoras mexicanas. Ese mismo año conoció a Isaac Levin, quien sería su pareja hasta su muerte y con quien a mediados de aquella década, después de una segunda estancia en la capital mexicana, se mudó a una cabaña vecina del lago Zirahuén, en Michoacán: “Me fui a vivir a Zirahuén porque quería organizar mi propia austeridad, vivir en una pobreza voluntaria y controlada que me permitiera ver el proceso de crisis del país. [...] Lo que escogí fue el espacio para escribir, no para ser escritora con éxito. Me estorbaría el ser excesivamente conocida, en el sentido de que dejaría de oír mi escritura y empezaría a oír mi imagen.” Fue autora de otras ocho novelas, seis libros de cuentos, seis de ensayos así como de tres obras infantiles. Murió de cáncer hepático el 25 de diciembre de 2004. Sus cenizas fueron enterradas al pie de Esteban, el árbol que creció al lado de su cabaña en el lago.
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Bertalicia Peralta nació́ en Panamá́ el primero de marzo de 1939. Estudió pedagogía, periodismo y relaciones públicas en la Universidad de Panamá́. También cursó estudios en el Instituto Nacional de Música, gracias a los cuales se desempeñó un par de años como profesora de secundaria en esa materia. A principios de la década de 1960 comienza a dedicarse a la literatura y el periodismo cultural, desde el que ejerció la crítica literaria y musical en columnas como “Letras de crítica” y “Temas de hoy”. En 1968 fue cofundadora de la revista El pez original, la cual codirigió. En Panamá, es una reconocida poeta y cuentista, con cerca de 25 títulos publicados, entre los que pueden mencionarse los libros de poemas Canto de esperanza filial, Sendas fugitivas, Zona de silencio e Invasión U.S.A., 1989, y los volúmenes de cuentos Largo in crescendo, Barcarola y otras fantasías incorregibles y Puros cuentos. Ha sido merecedora de varios reconocimientos literarios entre los que destacan la mención obtenida en 1973 en el certamen de poesía latinoamericana Casa de las Américas, en Cuba, y el Premio Itinerario de Cuento del Instituto Nacional de Cultura de Panamá en 1980. A los 81 años, reside en su ciudad natal.
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Silda Cordoliani nació en Ciudad Bolívar, Venezuela, en 1953. Es narradora, ensayista y editora. Licenciada en letras por la Universidad Central de Venezuela, cursó un posgrado en literatura y estudios de cine en Barcelona. Es autora de los libros de relatos: Babilonia (1993), La mujer por la ventana (1999), En lugar del corazón (2008) y Tiempo de ratas frías y otras historias (2014), todos compilados en Verdades, mentiras y silencios. Cuentos reunidos (2018). Es también autora del libro de ensayos sobre cine Sesión continua (1989) y, en conjunto con Cristina Guzmán, de Más de cien. Mujeres de Venezuela, que reúne reseñas biográficas. Cuentos suyos han sido seleccionados en varias antologías de narrativa dentro y fuera de Venezuela. De acuerdo con algunos críticos, de su afición al séptimo arte le viene su estilo narrativo moroso, paciente, detallado. En ese sentido, Rafael Rattia escribió que “tanta paciencia en el narrar nos muestra a la escritora apasionada del cine, de la imagen moviéndose párrafo tras párrafo”. Durante varios años fue directora de la importante editorial venezolana Monte Ávila Editores.
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En el ámbito literario de Hispanoamérica, el nombre de María Luisa Elío goza de cierta celebridad por ser una de los dos destinatarios de la dedicatoria de Cien años de soledad. Sin embargo, si hablamos de justicia literaria, su mayor prestigio tendría que venir de su breve obra literaria. Nacida en Pamplona, en 1926, en 1940, después de un enredado periplo por pueblos de España y Francia para escapar de las fuerzas fascistas al lado de su mamá y sus hermanas, abordó con ellas y su padre —con quien pudieron reunirse en territorio francés— el barco De Grasse, en el puerto de El Havre. En esa nave, la joven María Luisa llegaría a México. Al poco tiempo de su arribo a la capital mexicana, ingresó a estudiar actuación con el profesor y director teatral japonés Seki Sano. Con esa experiencia, pasado un tiempo, llegaría a formar parte del célebre grupo experimental Poesía en voz alta de la Casa del Lago. En los años 50, además de actuar en varias películas, publica sus primeros cuentos en “México en la Cultura” y la Revista de la Universidad. En aquel tiempo, tras contraer matrimonio con el poeta y director de cine Jomí García Ascot, con quien fue participante activa de la vida cultural del medio siglo, fue guionista y coprotagonista de En el balcón vacío, un filme amateur del exilio republicano español dirigido por el propio García Ascot. En su faceta literaria, fue autora de dos libros: Tiempo de llorar (1988), en el que relata el regreso a su ciudad natal acompañada de su hijo, 30 años después de su salida al exilio, y Cuaderno de apuntes en carne viva (1995), ambos reunidos en 2002 en España bajo el título de Tiempo de llorar y otros relatos. “Y ahora me doy cuenta que regresar es irse”, afirma con contundencia en la primera frase de Tiempo de llorar. Murió en la Ciudad de México, el 17 de julio de 2009.
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Susy Delgado es una escritora bilingüe paraguaya guaraní. Reconocida principalmente como poeta, es también periodista y narradora. Nació el 20 de diciembre de 1949 en San Lorenzo, cursó estudios de periodismo en la Universidad Nacional de Asunción y un posgrado en sociología en la Universidad Complutense, en Madrid. A su regreso a Paraguay comienza su trayectoria periodística en los principales medios del país hasta lograr el prestigio del que goza actualmente. Escribe una columna semanal en el diario Hoy y fue responsable de la sección cultural de La Nación, desde donde dirigió la exitosa colección escolar Grandes Figuras de la Literatura Paraguaya. A lo largo de su trayectoria ha sido una eficaz promotora cultural y una defensora de la preservación y la difusión de la lengua y la cultura guaraníes. Una muestra de ello es su obra poética que ha sido escrita lo mismo en castellano que en su lengua nativa. Algunos de sus libros de poemas en castellano son El patio de los duendes (1991, Premio Radio Curupayty 1991 y Premio Junta Municipal 1992), Sobre el beso del viento (1995) y Las últimas hogueras (2003). En lengua guaraní ha publicado, entre otros títulos, Tesarái mboyvé (Antes del olvido) (1987, traducción de Carlos Villagra Marsal y Jacobo A. Rauskin), Tataypýpe (Junto al fuego) (1992, traducción de la autora) y Yvytu yma (Viento viejo) (2016, traducción de la autora). En 2002, publicó el volumen de cuentos La sangre florecida.
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Reconocida como poeta, Mercedes Durand desempeñó prácticamente todas las tareas que una persona de letras —una persona de letras en Latinoamérica, se entiende— pueda realizar: fue profesora normalista, correctora de estilo, argumentista de historietas, periodista, redactora de publicidad, productora de programas de radio y televisión, funcionaria cultural. Nació en San Salvador, en 1933. Allí estudió la carrera de maestra normalista y más tarde emigró a México, para asistir a la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Su vida académica y profesional estuvo estrechamente ligada a esta institución, de cuya Facultad de Ciencias Políticas y Sociales fue profesora de carrera y jefa del Departamento de Difusión. También fue productora en Radio UNAM, encargada de Relaciones Interuniversitarias en Difusión Cultural y secretaria particular del director de la Facultad de Filosofía y Letras. A la par, desarrolló su carrera como periodista y escritora en revistas y suplementos de México y El Salvador. Publicó ocho libros de poemas, entre ellos, Espacios (1955), Poemas del hombre y del alba (1961), Las manos en el fuego (1969, con David Escobar Galindo. Mención de Honor en el Certamen Nacional de Cultura 1967) y Las manos y los siglos (1970. Mención de Honor en el Certamen Literario de la Comunidad Latinoamericana de Escritores). Fue autora de La guerrilla de las ondas y otros ensayos y del volumen de cuentos Juego de oüija (1970).
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A Hilma Contreras se le considera precursora de la narrativa de género en la República Dominicana, al evidenciar la inequidad entre hombres y mujeres y el sometimiento emocional y social de éstas a los dictados de aquéllos. En ese sentido, afirma la poeta Ilonka Nacidit-Perdomo: “Contreras [...] amaba la libertad, la ruptura de los roles en la vida de la mujer y ensayaría sus tesis en torno a su libertad asumida a través de la literatura.” Nacida en Santiago de Macorís e hija de un prominente médico de la época, siendo apenas adolescente, Hilma partió a París para estudiar francés, inglés, literatura y arqueología. Fue en aquella ciudad donde descubrió el gran arte y se aficionó al cine y la fotografía, que a la postre serían una gran influencia en su obra literaria. Tras su regreso al país, en 1933, cultivó la amistad de Juan Bosch, quien en 1937 le publica sus primeros cuentos en el periódico Listín Diario, que entonces dirigía. En 1949 obtuvo el título de licenciada en filosofía por la Universidad de Santo Domingo. Fue autora, entre otros títulos, de los volúmenes 4 cuentos (1953) y El ojo de Dios. Cuentos de la clandestinidad (1962), y de una novela corta: La tierra está bramando (1986). Apenas en 2002, unos años antes de su muerte, fue la primera mujer en recibir el Premio Nacional de Literatura en República Dominicana. Murió el 15 de enero de 2006, a los 95 años, en su lugar natal.
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Marvel Luz Moreno Abello nació el 23 de septiembre de 1939 en Barranquilla, Colombia, en el seno de una familia acomodada de aquel puerto. Educada formalmente en colegios católicos de la ciudad lo mismo que bajo una tradición familiar ostensiblemente conservadora, Marvel Moreno haría de la creación literaria su respuesta personal a ese ambiente cerrado y patriarcal de la provincia colombiana. Fue la primera mujer inscrita en la Facultad de Economía de la Universidad del Atlántico y en 1959 fue nombrada reina del carnaval de Barranquilla, el evento folclórico y popular más importante de Colombia. A principios de los años 60 se relacionó con el Grupo de Barranquilla, una cofradía de artistas e intelectuales en la que entraría en contacto con Gabriel García Márquez y con el periodista Plinio Apuleyo Mendoza, con quien se casó en 1962 y con el que en 1969 se trasladaría a vivir a París, donde entró en contacto y trabó amistad con escritores, escritoras y artistas de toda América Latina. Allí también fue redactora de la revista Libre, dirigida por su entonces esposo, y escribió la mayor parte de su obra narrativa. Fue autora de dos novelas: En diciembre llegaban las brisas, publicada en 1987 (y cuya traducción al italiano obtuvo el premio al mejor libro extranjero en 1989) y El tiempo de las amazonas (2020), que permaneció inédita hasta hace algunos meses. También publicó los volúmenes de cuentos Algo tan feo en la vida de una señora bien (1980) y El encuentro y otros relatos (1992). En palabras del académico Fabio Rodríguez Amaya, quien es también editor de su obra: “Con una profunda conciencia de lo femenino [...] Marvel Moreno explora el sistema patriarcal y los modelos viciados, perversos y decadentes que de él se desprenden (machismo, homofobia, prostitución, violencia de género, etc.) como demostración de que un mundo regido por las relaciones de poder es un mundo sin amor.” Aquejada de lupus desde 1972, falleció finalmente el 5 de junio de 1995.
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“No soy muy buena para hablar de mí misma”, afirma la guatemalteca Ivonne Recinos Aquino. Lo cierto es que la escritura es una forma indirecta o tangencial de hacerlo, e Ivonne —nacida en Jalapa, Guatemala, en 1953— la ha ejercido desde los seis años, cuando escribió sus primeros versos. Ya a los nueve, un diario de la capital publicó un poema suyo y más tarde, a los 17, apareció Veredas, su primer libro. En 1994, con Peregrina, obtuvo el premio Poeta de la Libertad, patrocinado por la Alianza Francesa de la ciudad de Quetzaltenango. Comenzó a escribir narrativa a principios de los años 90, y en 1995 ganó el concurso de la Oficina de los Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala con el cuento “Un hombre honrado”. Al año siguiente, el Ministerio de Cultura de su país publicó su libro de poesía Donde nace la voz. Poemas, ensayos y relatos suyos han aparecido en revistas de Guatemala, México, Portugal y Costa Rica. Es autora del libro de investigación social, histórica y literaria De la patria del criollo a la nación de las élites, que publicó la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) en 2013. Es licenciada en lengua y literatura hispanoamericana por la Universidad del Valle de Guatemala y doctora en estudios latinoamericanos por la Universidad de Pittsburgh. Ha sido docente en universidades en Guatemala, Estados Unidos y Puerto Rico.
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“Llegar a ser uno mismo a través del descubrimiento del tú”, escribió María Luisa de Luján Campos en el texto de contratapa de un libro ajeno, y en esa línea parece definirse su narrativa, calificada con frecuencia como inquietante y perturbadora, una obra en la que la infancia (particularmente la de las niñas protagonistas de varios de sus cuentos) es atravesada de tajo por la crueldad, el deseo y el miedo, y en la que, precisamente, al enfrentarse a los temores y deseos más recónditos de esos personajes, las lectoras y los lectores de esta autora peculiar parecieran descubrir los suyos propios. En este sentido, la poeta y crítica literaria Leda Schiavo ha escrito: “Cada cuento es una nota que se sostiene hasta la exasperación, una nota que fascina, al mismo tiempo que duele. Y usted, hasta puede no querer salir de la jaula y quedarse a vivir con estos extraños personajes, de los que nos enamoramos por huidizos y patéticos...” María Luisa de Luján Campos nació en Buenos Aires el 11 de julio de 1936. Cursó estudios literarios en la Universidad de Buenos Aires, donde se recibió como profesora y licenciada en letras. Entre sus libros de cuentos puede mencionarse: El miedo contra la pared, Fronteras de lo secreto, La libertad es cuestión de media hora, Para que me lo guardes en secreto y Cómplices de extraños juegos. Es también autora de las novelas Las casas compartidas, El pecoso y Milagro del adiós.
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De Mirta Yáñez podría decirse que ha recorrido con éxito todos los escenarios del quehacer literario: la poesía y la narrativa, el ensayo literario y académico, el periodismo, la investigación filológica, la crítica literaria y el guionismo de cine y televisión. Nació en 1947 en La Habana, en cuya universidad estudió la licenciatura en Lengua y literaturas hispánicas y el doctorado en ciencias filológicas. Reconocida por su postura feminista, Yáñez es una de las figuras intelectuales más importantes de Cuba y una destacada investigadora del discurso femenino en la narrativa cubana e hispanoamericana. Desde esa posición, se ha dedicado a rescatar y difundir la obra de escritoras olvidadas o prácticamente desconocidas en el panorama de la literatura nacional. Es autora de más de 30 libros, entre los que puede mencionarse: Sangra por la herida (novela por la que recibió el Premio de la Academia Cubana de la Lengua); La Habana es una ciudad bien grande, Todos los negros tomamos café, El diablo son las cosas y Falsos documentos (cuentos); Poemas, Las visitas y Un solo bosque negro (poesía); Cubanas a capítulo y La narrativa romántica en Latinoamérica (ensayo). También es autora de varios libros de miscelánea y de novelas y poemas infantiles. Ha obtenido el Premio Nacional de la Crítica en cinco ocasiones. Desde 2015 ocupa un sillón de la Academia Cubana de la Lengua.
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Gilda Holst, una de las más reconocidas escritoras ecuatorianas de la actualidad, nació en Guayaquil en 1952. Es licenciada en literatura por la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, en la que también ha sido docente y directora de la Escuela de Letras. Como muchos escritores y escritoras latinoamericanos de su generación, Holst pasó por uno de los célebres talleres de Miguel Donoso Pareja a mediados de los años 80 en su ciudad natal. En 1989 publica Más sin nombre que nunca, su primer volumen de cuentos. En 1995, el segundo, Turba de signos, y en 2006, Bumerán. Es también autora de una novela: Dar con ella (2000). Su obra, se ha dicho, destaca por su manejo de la ironía lo mismo que por su voluntad de visibilizar la inequidad de género. En su opinión: “[...] la literatura desde siempre y con adelanto, poderosa y maravillosamente, ha tematizado y visibilizado lo marginal, lo sordo o inaudible, lo popular, lo otro, lo reprimido o silenciado. Instaurada en el polisentido, en lo ficcional o lo falso verdadero, hace circular saberes sin fetichizar a ninguno. Es lo opuesto a la propaganda y a la consigna, opuesto a textos o discursos maestros o sagrados o poseedores de la verdad absoluta.”
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Pilar Dughi murió el 6 de marzo de 2006, un mes antes de cumplir cincuenta años. Durante ese medio siglo, fungió como psiquiatra comunitaria, consultora de Unicef y del gobierno peruano en temas de salud mental, promotora, participante y gestora de organizaciones sociales y feministas (llegó a ser directora de las ONG Flora Tristán y Manuela Ramos). Fue también, y sobre todo, una destacada narradora peruana. A pesar de una muy temprana inclinación por las letras, Pilar optó por estudiar medicina y especializarse en psiquiatría. Posteriormente, cursaría un posgrado en ciencias sociales en La Sorbona y otro en literatura en la Universidad de San Marcos, en Lima. En 1986 publicó sus primeros relatos en la revista literaria La casa de cartón. Su primer libro de cuentos, La premeditación y el azar, fue publicado en 1989, y en 1996 apareció Ave de la noche, el segundo de ellos. También fue autora de la novela Puñales escondidos, por la que obtuvo el Premio de Novela Corta del Banco Central de Reserva del Perú, en 1997. En 2017 apareció la compilación Todos los cuentos. Pilar Dughi nació en Lima el 5 de abril de 1956.
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Rosario Ferré nació en Ponce, en 1938, en una acomodada familia puertorriqueña. A los 13 años, emigró a los Estados Unidos para estudiar en la Dana Hall School, en Massachusetts. Pocos años más tarde obtendría un Bachelor of Arts en inglés y francés en el Manhattanville College, de Nueva York. De regreso en su país en los años 70, obtuvo una maestría en español y estudios latinoamericanos por la Universidad de Puerto Rico. En aquel tiempo fue fundadora de la revista Zona de Carga y Descarga, que publicaba exclusivamente a los jóvenes escritores de aquella época y promovía el ideario del movimiento independentista puertorriqueño. Obtuvo un doctorado por la Universidad de Maryland con una tesis sobre la narrativa de Julio Cortázar y fue profesora de importantes instituciones como Rutgers, Johns Hopkins y la Universidad de Puerto Rico. Entre otros reconocimientos, recibió un doctorado honorario por la Universidad de Brown y el Liberturpries de la Feria del Libro de Frankfurt. De ella puede decirse que se trata, sin duda, de la escritora más importante de Puerto Rico. Con más de 30 obras publicadas, practicó con éxito la ficción, la poesía y el ensayo, género desde el que desarrolló una personalísima teoría sobre la literatura escrita por mujeres. Una muestra de ello es su ensayo “Coloquio de las perras”, escrito como una parodia del célebre “Coloquio de los perros” cervantino. Feminista y defensora del papel de las mujeres en la literatura, en palabras de la crítica Suzzane S. Hint: “La teoría ferreana de la crítica literaria propone una crítica ciega al sexo, pero sensitiva a la calidad literaria. Representa una revolución en la crítica literaria latinoamericana tradicionalmente basada en el canon patriarcal. Demargina la literatura femenina sin marginar a su opuesta literatura masculina; las trata igual desde el centro del universo literario.” Murió en San Juan el 18 de febrero de 2016.
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En los cuentos de Armonía Somers, afirma la poeta Marosa di Giorgio, “se abre a nuestro conocimiento una planicie insólita y erizada, donde todo crepita, provoca, es cruel, sexual, doloroso y desconocido”. Nacida en 1914 en la villa de Pando, en la provincia uruguaya, bajo el poético nombre de Armonía Liropeya Etchepare Locino, fue una de las narradoras más destacadas de una generación de escritoras latinoamericanas que descolló durante la primera mitad del siglo pasado. Cursó estudios de maestra normalista y se desempeñó como docente y pedagoga, materias en las que publicó algunos títulos sobre educación, adolescencia y criminalidad juvenil. En 1950 decide adoptar su nom de plume para publicar la novela erótica La mujer desnuda, un debut literario no exento de polémica. En 1953, obtiene un premio local de narrativa con el volumen de cuentos El derrumbamiento, que le granjea comentarios adversos de críticos locales como Emir Rodríguez Monegal y Mario Benedetti (quien varios años después cambió de opinión al respecto). Tras La mujer desnuda, publicó las novelas De miedo en miedo (1965), Un retrato para Dickens (1969), Viaje al corazón del día. Elegía por un secreto amor y Solo los elefantes encuentran mandrágora (1986). Ese mismo año recibió el Premio anual de Literatura otorgado por el Ministerio de Educación y Cultura del Uruguay. Además de El derrumbamiento, fue autora de los libros: La calle del viento Norte y otros cuentos (1963), Todos los cuentos 1953-1967 (1967), Muerte por alacrán (1978), Tríptico darwiniano (1982), La rebelión de la flor (1988) y El hacedor de girasoles (1994). Murió en Montevideo en 1994.
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Redescubrir es otra forma, accidentada, azarosa y tardía, del descubrimiento. Descubierta o vuelta a descubrir en 1999 por la crítica literaria Helen Humaña —según consigna el poeta e investigador José Antonio Funes—, la breve obra de Mimí Díaz Lozano (Tegucigalpa, 1928) supuso “un hallazgo poco más que afortunado, considerando no solo el gran valor de esta obra sino la escasa participación femenina en la producción narrativa [de Honduras]”. Un hito, pues, doméstico y modesto, pero suficiente para insuflar nueva vida a un volumen fechado en 1959 con un título menos libresco que melodramático: Sendas en el abismo. Trece cuentos ambientados en una urbe en la que privan la marginación y el fracaso, el resentimiento y la soledad, el hambre, el egoísmo y la violencia, es decir, cualquier ciudad latinoamericana. Los títulos de esos relatos aluden a un eje programático: “Fracaso”, “Desesperación”, “Sombras”, “Convulsión”, “Sobre el abismo”, “Al compás de la agonía”. Publicado en México, donde Mimí realizó estudios de literatura, el gran mérito de este libro y su autora —a la sazón una joven mujer centroamericana apenas entrada en sus 30— es haberse colocado como precursores en Honduras de una vanguardia literaria que comenzaba a descollar en Hispanoamérica, justo al mismo tiempo en que, por ejemplo, Carlos Fuentes publicaba su gran fresco sobre la Ciudad de México. Sendas en el abismo no solo acusa la correcta asimilación de sus influencias —del naturalismo de Zolá a la angustia kafkiana, pasados por una dosis de existencialismo francés— sino la maestría para leer su momento histórico y situarse en el centro de éste, como toda gran obra de arte.
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En 1976, a los 25 años, Magda Zavala publicó su primer cuento en una revista de San José, Costa Rica. Titulado “Dolores Dolores”, el relato narra el difícil parto de una muchacha de barriadas, como consecuencia de una violación. Carmen Naranjo, una de las más reconocidas autoridades literarias del país y entonces ministra de Cultura, la convocó sorpresivamente a su despacho y, después de constatar la autoría de aquel cuento, la invitó a participar en su taller literario. Aquella fue para Magda la confirmación y el reconocimiento de una vocación a la que se había entregado prácticamente desde su niñez. Nacida en 1951, es reconocida profesionalmente como académica, investigadora literaria, gestora cultural y poeta. Es filóloga y educadora, graduada en la Universidad de Costa Rica. Obtuvo una maestría en la Universidad de Lyon II, Francia, y el doctorado en letras de la Universidad de Lovaina la Nueva, Bélgica, con la tesis La nueva novela centroamericana. Es especialista en la literatura de esa región de América, particularmente de la escrita por las mujeres. Autora de los libros de poemas Tríptico de las mareas (2010) y Antigua luna (2017), de la novela Desconciertos en un jardín tropical (1999) y de numerosos ensayos e investigaciones académicas. Aunque a la fecha sus cuentos no han sido aún publicados en un volumen, varios de ellos han sido incluidos en diversas muestras y antologías de Hispanoamérica, como esta misma, por ejemplo.
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El occiso, único libro publicado en vida por María Virginia Estenssoro, significó lo mismo un éxito de ventas que un escándalo social para su autora, ante la gazmoñería de la sociedad boliviana de los años 30 del siglo pasado. En los tres relatos que componen el breve volumen, la escritora narra la descomposición de un cuerpo (el del amante furtivo), la relación de una mujer de mediana edad (la propia Estenssoro) con un hombre casado (un señor de nombre Enrique Díaz Barragán, a cuya memoria está dedicado el libro) y un aborto voluntario de la narradora (fruto de aquella relación “prohibida”). Tres cuentos y menos de 50 páginas bastaron, pues, para que María Virginia, quien nunca fue una mujer medrosa ni callada, decidiera no volver a entregar otro libro a la imprenta. Tras su muerte, fueron su hija Irene y su hijo Guido quienes asumieron la publicación no solo de una segunda edición de aquel libro proscrito, sino cuatro volúmenes más de cuentos, poemas y otros textos inéditos. Nacida en 1903, en La Paz, María Virginia Estenssoro era recordada como una mujer de personalidad desafiante y voz profunda. A caballo entre la prosa y la poesía, su obra es considerada como una de las pocas muestras del paso de la vanguardia literaria por Bolivia. Fue integrante del Ateneo Femenino de La Paz, directora literaria de una revista, profesora del Conservatorio Nacional de Música y directora de la Biblioteca del Congreso Nacional. Alejada del ambiente cultural boliviano, vivió los últimos años de su vida en São Paulo, donde murió en 1970.
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